Averigüemos, en primer lugar, cuál fue el operativo del FBI para el procesamiento de la Zona Cero como escena del crimen.
En su testimonio ante el Comité Judicial del Senado, Michael E. Rolince, en funciones de Asistente al Director del FBI, detalló el alcance del operativo general de esa agencia para investigar los sucesos del 11-S. En lo que se refiere a Nueva York y la Zona Cero, declaró:
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Mientras tanto, PENTTBOMB se convirtió en la más grande y compleja investigación en la historia del FBI.
...Se recogieron más de 7.500 elementos de prueba que fueron presentados para su análisis. Trabajando con autoridades y organismos de la ciudad de Nueva York, se ayudó a procesar más de 1,8 millones de toneladas de restos para llevar adelante la investigación y la identificación de las víctimas y se tomaron más de 45.000 fotografías de la escena del crimen.
Pueden verse más detalles acerca del tratamiento de la escena del crimen por parte de la agencia federal en esta página del FBI:
- El emplazamiento cubría 175 acres (más de 700.000 metros cuadrados)
- Participaron 24 organismos locales, estatales o federales con más de 1.000 trabajadores a diario.
- 17.000 toneladas de material procesado al día.
- 55 equipos de procesado de pruebas (más de 1.000 agentes) además de médicos del FBI, agentes de seguridad y otros especialistas de la agencia.
- Estos equipos dedicaron 8.000 horas al trabajo relacionado con la Zona Cero.
Puesto que no puede decirse que el FBI no dedicara recursos a la investigación de la Zona Cero, veamos que ocurrió con el acero de las torres.
EL NIST, en su informe NCSTAR 1-3 (sección 5.1, pág. 27), asegura:
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Empezando en octubre de 2001, casi un año antes del comienzo de la investigación del NIST, miembros de la FEMA — el equipo de verificación de las prestaciones de edificios (BPAT) de la sociedad americana de ingenieros civiles (ASCE), miembros de la Asociación de Ingenieros Estructurales de Nueva York (SEAoNY) y el profesor A. Astaneh-Asl de la Universidad de California, Berkeley (con apoyo de la National Science Foundation), comenzaron a trabajar para identificar y recoger acero estructural del WTC de varios lugares de reciclaje donde los escombros, incluido el acero, habían sido llevados durante el esfuerzo de limpieza.
Es decir, tanto el FBI, como vimos, como ahora la FEMA, tuvieron acceso a los restos de acero antes de su destino final, fuera cual fuere. Especialistas independientes asesoraron a la FEMA acerca de las piezas que resultaban pertinentes para la investigación.
El lugar principal al que se llevaron los restos de la Zona Cero fue el vertedero Fresh Kills, más tarde conocido como Vertedero de Staten Island. Allí trabajó el FBI y también la FEMA. El contratista Phillips and Jordan, Inc. (P&J), fue llamado por el Cuerpo de Ingenieros del Ejercito para gestionar el recinto y ayudar en las tareas de desescombro y reciclaje. En el vertedero de Staten Island, P&J efectuaron además labores forenses. Todo el metal que llegó a sus manos fue sometido a investigación, además de restos humanos y otros tipos de escombros como cristal, hormigón, etc. Ellos reciclaron el metal que posteriormente se vendería. En total procesaron 200.000 toneladas de acero. Separaron todo lo que pudiera constituir evidencia o prueba susceptible de investigación criminal antes de ese reciclaje. Los últimos restos fueron procesados en Staten Island el dia 26 de julio de 2002, 321 días después de comenzar.
Gracias a su trabajo, se identificaron 55.000 piezas de evidencia, se recuperaron 4.217 partes de cuerpos humanos que permitieron la identificación de 209 víctimas (fuente).
Ni ellos, ni los agentes del FBI, ni la FEMA y sus asesores en el vertedero de Staten Island ni las personas que trabajaron directamente en la Zona Cero, incluidos herreros, equipos de búsqueda y rescate, científicos forenses, agentes especiales del FBI, equipos de evaluación de pruebas del FBI, ingenieros, trabajadores de la construcción, personal militar, agentes de la CIA, el personal de FEMA, investigadores de accidentes de aviación, funcionarios de policía, bomberos, paramédicos, personal de demolición, etc., hasta un total de más de 40.000 personas, ha informado sobre ninguno de los abundantes restos que una demolición controlada deja a su paso. No se trata solo de huellas más o menos sutiles de explosiones en vigas. Quedan detonadores, miles de metros de cable, elementos de sujeción de los explosivos, etc. Tras una demolición controlada, los restos que la evidencian forman verdaderas pilas.
Brent Blanchard es el Director de Operaciones de Campo de Protec Documentation Services Inc., una empresa especializada en demoliciones con explosivos que ha prestado sus servicios de asesoramiento, análisis de estructuras o estudios ingenieros en 33 países del mundo. Es, además, el editor jefe de implosionworld.com, el portal en Internet de la industria americana de la demolición con explosivos.
En calidad de experto, fue contratado, junto a un amplio equipo de su empresa, para la documentación de la recogida y traslado de los restos de la Zona Cero.
En un artículo de implosionworld.com, Blanchard da cuenta de este tema concreto, entre muchos otros. Este es el relato de Blanchard:
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Fuente: A CRITICAL ANALYSIS OF THE COLLAPSE OF WTC TOWERS 1, 2 & 7 FROM AN EXPLOSIVES AND CONVENTIONAL DEMOLITION INDUSTRY VIEWPOINT (AFIRMACIÓN #6, página 8 del PDF)Las piezas grandes de apoyo hechas de acero fueron manejadas de manera diferente al resto de escombros, en su mayoría a causa de su tamaño y cantidad (este tipo de trabajo inicial de separación aumenta la eficiencia y no es inusual en los proyectos de demolición).
Una vez que el acero fue extraído y/o separado de otros desechos, fue amontonado en áreas fuera de la zona de trabajo. Estas pilas fueron cargadas en camiones que las transportaron a unas cuantas manzanas al norte, a una zona secundaria en el rio Hudson. Mediante grúas, el acero de los camiones fue traspasado a barcos que fueron enviados al vertedero Fresh Kills, en Staten Island.
En este punto, el control es transferido a Yanuzzi Demolition, cuyo equipo era el responsable de la descarga de las barcazas y del almacenamiento del acero en áreas separadas de los restos generales llegados en otros barcos. Era entonces examinado por una serie de expertos forenses [Nota de 11-s: Análisis crítico: entre estos, P&J, de cuya labor y conclusiones escribimos más arriba], funcionarios de la ciudad y administradores del vertedero. Algún tiempo después (el tiempo varía debido a factores logísticos), el acero se envió a China.
Nuestro equipo de investigación pudo verificar personalmente la cadena de custodia (de los escombros) en el bajo Manhattan, pues fuimos los testigos y documentadores de esa cadena. A continuación, revisamos las actividades que tuvieron lugar en el vertedero de Fresh Kills mediante entrevistas con John Yanuzzi, presidente de Yanuzzi Demolitions. Nuestro equipo también revisó el testimonio de Dennis Dannenfelser, el supervisor de Yanuzzi en Fresh Kills. el cual supervisó toda la operación, desde el principio hasta el final, y de la cual habló, franca y extensivamente, en la convención anual de la National Demolition Association, celebrada en marzo de 2003. De acuerdo a todas las partes, el acero pasó por la misma serie de medidas que tendría en cualquier otro proyecto de demolición, aunque a mayor escala y con una mayor presencia de los examinadores.
Nadie que hayamos entrevistado ha percibido un intento de "correr" o de ocultar el proceso y, al contrario, docenas, si no cientos de personas no relacionadas entre sí —trabajando para diversas entidades y con diferentes grados de experiencia— estuvieron en estrecho contacto con el acero durante meses antes de que fuera enviado al extranjero.
En consideración de estas experiencias de primera mano y entrevistas, y en ausencia de testimonios divergentes, no podemos encontrar nada que apoye esta afirmación.
Ninguna persona, ni en el vertedero de Staten Island ni en las barcazas de traslado ni en la Zona Cero, y esto incluye los ya mencionados (expertos, herreros, equipos de búsqueda y rescate, científicos forenses, agentes especiales del FBI, equipos de evaluación de pruebas del FBI, ingenieros,trabajadores de la construcción, personal militar, agentes de la CIA, el personal de FEMA, investigadores de accidentes de aviación, funcionarios de policía, bomberos, paramédicos, personal de demolición, etc., hasta exceder las 40.000 personas), informó de rastro sospechoso alguno ni de ocultación de ninguna clase. Queda la cuestión de documentar que el acero fue trasladado sin ser previamente procesado, algo sobre lo que solo conocemos declaraciones generales no apoyadas en evidencia alguna.
Recordemos que la retirada de escombros llevó un total de 8 meses, un lapso de tiempo que no parece demasiado "apresurado".
Tengamos en cuenta, además, que los bomberos y otros servicios de salvamento veían su trabajo limitado y, en algunos casos, impedido por la presencia de la impresionante pila de escombros que incluso ponía en riesgo su propia seguridad. Tanto las puras misiones de rescate como la extinción de fuegos subterráneos, así como los trabajos para impedir que el colapso de los tanques de contención de las Torres inundaran el metro de Nueva York, exigían que los escombros fueran retirados con la mayor brevedad posible.
Como declaró Kenneth Holden, Comisario del Departamento de Diseño y Construcción de Nueva York, ante la Comisión del 11-S en abril de 2003:
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"A lo largo de la operación, la búsqueda de sobrevivientes, y más tarde de restos humanos, fue siempre la prioridad. Pero para eso teníamos que ser capaces de retirar los escombros y el acero".