11-S: Análisis crítico
Hechos y leyendas sobre el atentado que cambió el mundo.

El fuego

Un factor determinante de la caída de las torres según los indicios disponibles, junto con la pérdida de elementos estructurales clave, fue el incendio que se produjo en el interior de las torres. Este incendio fue iniciado por el combustible del avión principalmente, el cual se consumió a los pocos minutos según la FEMA:

Cita
El tiempo que tardó en consumirse el combustible del avión puede ser razonablemente calculado. Como cota superior, si uno asume que los 38.000 litros de combustible se repartieron uniformemente sobre un único piso del edificio, formaría un charco que sería consumido por el fuego en menos de 5 minutos (SFPE 1995 [PDF]). En realidad, el combustible se habría distribuido por múltiples pisos, y una parte habría sido transportada a otros lugares. Una parte habría sido absorbida por enmoquetado u otro mobiliario, consumido al dispersarse en forma de microgotas por el impacto, expulsado y consumido externamente en la bola de fuego, o volado lejos de los pisos incendiados. Teniendo en cuenta esos factores, se estima que casi todo el combustible que quedaba en los pisos del impacto fue consumido en los primeros minutos de incendio.

A medida que el combustible ardía, el calor resultante prendió los contenidos de las oficinas de buena parte de varios de los pisos del impacto, así como material combustible del avión mismo.

(Fuente: Informe de la FEMA sobre el WTC 1 y 2, página 2-22).

De modo que lo que se produjo en el edificio fue un incendio iniciado por el combustible, pero no consistente en combustible ardiendo, una confusión que es muy habitual entre los partidarios de la TC y también incluso entre algunos de sus oponentes.

Así, es frecuente ver utilizar como argumento a favor de la TC el hecho de que el combustible de un avión no alcanza la temperatura suficiente como para fundir el acero. Esa aserción es en sí misma correcta: la temperatura a la que arde dicho tipo de combustible suele ser más bien baja en comparación con el fuego de otros materiales combustibles, mientras que la temperatura de fusión del acero, aunque varía según la composición exacta, ronda los 1.100°C como mínimo, según la Wikipedia en inglés.

Pero hay dos objeciones básicas a dicho argumento que lo hacen irrelevante. Una es que, como ya hemos dicho, el material que ardía principalmente en el incendio no era el combustible del avión; por lo tanto, las temperaturas que podía alcanzar no estaban limitadas por su cota máxima. La otra es que para poner un edificio en riesgo de derrumbe, no es necesario que el acero se funda, ya que éste se reblandece sustancialmente a medida que aumenta la temperatura. Así, un herrero, por ejemplo, no funde el hierro para forjarlo (de lo contrario, chorrearía por el yunque), sino que simplemente lo reblandece calentándolo para poder deformarlo más fácilmente. Hay más información sobre las propiedades del acero en la entrada de Julio Plaza: WTC: Física para un colapso.

Centrándonos en el incendio de nuevo, en la misma página citada del informe de la FEMA se estima que la temperatura alcanzada en el interior pudo llegar a lo sumo a 1.100°C, mientras que en otras áreas pudo rondar entre 400 y 800°C. Remitimos otra vez a la entrada de Julio Plaza para discernir si esa temperatura bastaba para debilitar significativamente la estructura, hasta el punto de hacerla caer.

El NIST aporta en su informe documentación gráfica disponible públicamente, que prueba que la protección antiincendios que cubría las columnas perimetrales se había desprendido en algunos puntos debido al impacto:

En el WTC 1:

pgimeno-proteccion-wtc1.jpg
Y en el WTC 2:

pgimeno-proteccion-wtc2.jpg
(fuente: NIST NCSTAR 1-6, páginas 159 y 174, figuras 6-3 y 6-16, respectivamente).

Esta protección es clave para proteger el acero estructural en caso de incendio, ya que mantiene la temperatura interior lo bastante baja por un tiempo prudencial como para evitar en lo posible que se debilite demasiado y haga caer el edificio. Veremos su importancia en otra sección, Comparación con otros incendios. El NIST la analiza en el mismo informe NCSTAR 1-6, capítulo 3.

Es esperable que sucediera lo mismo en las columnas del núcleo, aunque lógicamente no hay documentación gráfica disponible que lo ilustre. Sin embargo, hay indicios de que la autoridad portuaria de Nueva York (propietaria del complejo WTC) tenía problemas para mantener en buen estado las protecciones antiincendios de vigas y columnas debido a varios factores, entre ellos que estas protecciones son quebradizas y el edificio se balanceaba continuamente a causa del viento, haciéndolas saltar (fuente: New York Times). Durante unas inspecciones se encontraron bastantes casos de protecciones saltadas. Un ejemplo:

pgimeno-fireproofing.jpg
(imagen tomada de Debunking911).

Las protecciones activas (sprinklers o aspersores antiincendios), por su parte, fallaron a causa de la rotura de las conducciones por el impacto. No estaban diseñadas a prueba de aviones, lógicamente. Según el NIST, además, aun si hubieran estado operativas no estaban diseñadas tampoco para cubrir un fuego de más de 140 m², de acuerdo con las especificaciones de seguridad en vigor en aquella fecha, por lo que no habrían podido contener el fuego que, como se ve en algunas imágenes, llegó a abarcar plantas enteras (4.000 m²).

¿Y qué se puede decir de la intensidad del fuego?

Aquí vemos una fotografía que la ilustra para el WTC 1:

pgimeno-fuegowtc1.jpg
Y aquí otra para el WTC 2:

pgimeno-fuegowtc2.jpg
En el caso del WTC 1, hubo fuegos intensos visibles en las plantas 92 a 99 y otros focos más arriba, alrededor del 105, mientras que en el WTC 2 se observaron en las plantas 78 a 84.

En la planta 78 del WTC 2 concretamente, la intensidad del fuego era sustancialmente menor que el resto. Esto puede dar cuenta de la información reportada por dos bomberos que la alcanzaron y no apreciaron más que dos focos controlables (fuente). Uno de ellos, el jefe Palmer, habló de un plan para acabar con el fuego que al parecer incluía usar las bombas de dos compañías de extinción. No es fácil subir grandes cantidades de agua tan arriba; es necesario instalar bombas intermedias para hacerlo. Obviamente, no había tanto tiempo, pero Palmer no podía saberlo, como no podía saber el infierno que había por encima de él.

¿Fue suficiente este incendio para acabar con la resistencia de los ya mermados elementos estructurales, desprovistos en algunos puntos de las protecciones ignífugas? Muchos expertos coinciden en que sin duda fue así. Quienes no están de acuerdo, generalmente carecen de la formación necesaria en materia de incendios y resistencia de materiales, y no lo rebaten con datos, sino con especulaciones.

Véase también: