11-S: Análisis crítico
Hechos y leyendas sobre el atentado que cambió el mundo.

Metal fundido

Hay varios testimonios de diversas personas que dijeron ver metal fundido en los subterráneos de las Torres Gemelas.

Esos testimonios, por algún motivo, se aportan como posible prueba de una demolición. La única relación en ese sentido entre la aparición de metal fundido y la hipótesis de la demolición es la que involucra el uso de una mezcla pirotécnica llamada termita o thermite para debilitar los componentes estructurales de las torres, provocando la caída.

Hay un problema con esa hipótesis. La termita arde a unos 2.500°C, por lo cual el enfriamiento hasta quedar por debajo de la temperatura de fusión del acero debería producirse en poco tiempo. Sin embargo, algunos informes apuntan al hallazgo de metal fundido hasta cinco meses después del derrumbe:

Cita
O'Toole recuerda que en febrero veía una grúa levantar una viga de acero verticalmente desde muy adentro de las catacumbas de la Zona Cero. "Estaba goteando del acero fundido", decía.
(fuente).

Eso no se puede explicar apelando a la termita, ya que la reacción química que la consume es relativamente rápida y el tiempo de enfriamiento debería ser más que suficiente.

La explicación, en cambio, es la presencia de incendios subterráneos que se mantuvieron vivos durante meses y que pudieron causar temperaturas por encima de los 1.500°C (tales temperaturas se registraron con análisis térmicos desde helicópteros [1]), pero eso no nos dice nada respecto a si se fundió el acero antes del derrumbe, punto que no cuenta con más evidencia que lo soporte que una anomalía aislada en el piso 81 [2]. Por otra parte, no es fácil distinguir acero fundido de otros tipos de material también fundidos, por lo cual sin un análisis no es posible determinar que efectivamente se tratara de acero. El aluminio, por ejemplo, posiblemente procedente del avión, podría exhibir esa misma incandescencia a la temperatura suficiente [3].

Hay una persona en especial, la doctora Alison S. Geyh, de la Escuela de Salud Pública de Bloomberg, que, a petición del Instituto Nacional de Salud y Medio Ambiente, estuvo realizando el seguimiento de los incendios en relación con cómo afectaban a los trabajadores del desescombro de la Zona Cero y que por lo tanto es muy indicada para dar testimonio de tales incendios:

Cita de: Alison Geyh
"Los incendios todavía están ardiendo activamente y el humo es muy intenso", informa la doctora Alison Geyh. "En algunos focos que se están descubriendo, están encontrando acero fundido".

Fuente: Mobilizing Public Health.

No sabemos la fecha de esa cita, pero sí que sabemos que la doctora Geyh fue enviada a la zona cero por primera vez tres semanas después de los atentados, por lo que debe ser posterior. También informa de lo siguiente:

Cita de: Entrevista con Alison Geyh
Lo que hallamos fue que la gente estuvo expuesta a partículas grandes, tal como había informado la prensa, pero también había días allí en los que las partículas pequeñas dominaban las concentraciones en el aire. Interpretamos que eso significaba que los fuegos, que ardían durante diciembre, estaban dominando la exposición en esos días, y en otros días era dominada por las actividades de desescombro.

Fuente: Q&A: Assessing the Health of Clean-Up and Recovery Workers at Ground Zero.

También hay testimonios que hablan de metal fundido en los sótanos del WTC Nº 6, en el que nadie que conozcamos sostiene que se utilizara termita:

Cita de: Kenneth Holden
En los subterráneos todavía estaba tan caliente que el metal fundido goteaba por los lados del muro del edificio 6.

Fuente: Declaración de Kenneth Holden ante la Comisión del 11-S, durante una de las sesiones públicas.

Steven Jones, profesor de universidad retirado, es el principal proponente del uso de la termita para debilitar las columnas. Se apoya en dos argumentos. Uno de ellos es la presunta presencia de acero fundido en los escombros, pero su apoyo principal es el apéndice C del estudio de la FEMA. En este apéndice, la FEMA realiza un análisis básico a una columna recuperada de los escombros, descubriendo que se halla corroída por azufre. Esta corrosión, dice la FEMA, podría contribuir al debilitamiento de las columnas. Sin embargo, no identifica la fuente del azufre. Steven Jones propone entonces que se usó una mezcla comercial denominada Thermate-TH3 (una variación de termita que incorpora azufre para acelerar la reacción) para debilitar las columnas, y que las altas temperaturas que llegan a fundir el metal en la pila de escombros son igualmente debidas a restos del compuesto que no llegaron a reaccionar durante el supuesto corte o debilitamiento de las columnas previo a la presunta demolición controlada.

El físico Julio Plaza, miembro del Colegio Oficial de Físicos (COFIS), ha examinado las alegaciones de Steven Jones en relación con la posible utilización de Thermate TH-3 o una similar. Los argumentos de Jones se basan en la presencia de azufre en las muestras de la FEMA (Actualización a 18 de abril: Jones ha publicado un nuevo estudio del que hemos hablado en [4], pero no es relevante para este artículo). Aunque la FEMA no es capaz de identificar un origen, la presencia de ese azufre tiene explicaciones bastante simples, como por ejemplo el yeso de las paredes (cuyos componentes principales son calcio y azufre). Por otro lado, las muestras de la FEMA están corroídas pero no fundidas, por lo que se no puede considerar que estuvieran en contacto con el Thermate TH-3. Además, el porcentaje de azufre en el Thermate TH-3 es del 2%, un valor cercano a la precisión de la técnica experimental empleada y, por tanto, a todas luces insuficiente, dice Plaza, para explicar la sulfuración observada por la FEMA. Por otra parte, el Thermate TH-3 también contiene un 29% de nitrato de bario, una proporción mucho mayor que la de azufre, pero no se encontró nada de bario en esas muestras, por lo que según Plaza no hay ningún indicio que permita sostener la utilización de esta mezcla.

Tampoco es razonable usar Thermate-TH3 para debilitar columnas con la sulfuración de éstas por varias razones: Por un lado, los procesos físico-químicos de difusión por los que el azufre penetra en la columna son lentos. Por otro, la sulfuración ocurre de fuera hacia dentro, y la profundidad de la misma observada por la FEMA es del orden de milímetros. En estas circunstancias, el debilitamiento producido por el aumento de temperatura debido al fuego es un factor más rápido y más importante, ya que afecta a toda la columna, no sólo a la parte más externa como ocurre con la sulfuración.

Volviendo a los incendios subterráneos, no es posible que la termita pudiera arder durante tantos meses, debido a la velocidad de la reacción química, sin que hubiera tantas toneladas de la misma, que es imposible que pudieran pasar sin detectarse. Plaza estima que se deberían quemar unas 30 toneladas por mes de termita para mantener la reacción viva. El Thermate TH-3 tiene una reacción aún más rápida, por lo que se quemaría aún más cantidad en el mismo tiempo. Suponiendo que se quisieran demoler las Torres, es inverosímil que se usase algún elemento de combustión más lenta.

En cambio, los fuegos subterráneos explican perfectamente la fundición del metal. Las temperaturas que pueden alcanzar son mucho mayores, debido a la ausencia de refrigeración o de pérdida de calor, por lo que los parámetros usuales de temperaturas típicas alcanzadas en incendios convencionales no son aplicables a incendios tan poco refrigerados.

Hay otro factor a considerar. Las máscaras de oxígeno que portaban los aviones también pudieron jugar un importante papel en el suministro del mismo para el desarrollo del fuego, no sabemos si antes o después del derrumbe, potencialmente elevando la temperatura. La NASA advertía de ello en un informe sobre un sistema de generación alternativo:

Cita
El uso de oxígeno en los aviones comerciales, requerido por las normas de la FAA, supone un peligro potencial de seguridad ante incendios debido a las temperaturas extremadamente altas de combustión del gas que pueden producirse en entornos bien sean puros o enriquecidos con oxígeno. Esto es cierto para cualquier sistema de oxígeno en cualquier entorno.

Fuente: Thomas L. Reynolds et al., Onboard Inert Gas Generation System/Onboard Oxygen Gas Generation System (OBIGGS/OBOGS) Study (mayo de 2001).

La conclusión, por lo tanto, es que la presencia de metal fundido no apoya ni refuta el uso de termita ni una posible demolición controlada; únicamente apoya la actividad de los incendios subterráneos. Tampoco aclara nada respecto a la temperatura alcanzada antes o durante el derrumbe.

Respecto al fenómeno anómalo del piso 81, existen vídeos donde se ve un fluido incandescente derramarse desde la Torre Sur poco antes del derrumbe. Uno de los más claros tal vez sea este: http://www.youtube.com/watch?v=IA3gHjg7c-E

El problema es que no sabemos nada respecto al tipo de material que se ve fluyendo. Lo que sí sabemos es que se encontraba a la altura del impacto y que había un sistema de alimentación ininterrumpida (SAI) de proporciones importantes ubicado en ese mismo piso.[2] Puede observarse lo que parece un arco eléctrico a través de la ventana situada justo a la izquierda del punto de origen del chorreo, lo cual apoyaría la hipótesis del sistema de baterías como posible causa del fenómeno.

De modo que ante la inexistencia de evidencias que demuestren sin lugar a dudas el uso de termita, por un lado, y ante la existencia de explicaciones plausibles que no la necesitan, por el otro, hay que apelar a la presunción de inocencia y determinar que no hay indicios para una acusación de demolición basada en el hallazgo de metal fundido en los subterráneos.

Bibliografía:
  1. Revista Professional Safety (American Society of Safety Engineers), mayo de 2002, pp. 21-28. El artículo está disponible en web [pdf, html]
  2. Enrico Manieri, ¿SAI en el piso 81 del WTC 2?
  3. Judy Wood y Michael Zebuhr, Aluminium Glows.
  4. Red crítica del 11-S: El «material termítico» recientemente analizado por Jones et al. es puntura