Una inconsistencia lógica muy llamativa se refiere al hecho de que los teóricos de la conspiración remarcan como muy significativa que la maniobra detectada por los radares fué calificada por algunos como muy difícil. Si se acepta este testimonio, no cabe duda de que los radares detectaron un avión comercial, que identificaron como el vuelo 77, realizando una maniobra que juzgan complicada. ¿Cómo, entonces, sostener que no fué un avión lo que se estrelló contra el Pentágono cuando invocan esos testimonios que indudablemenete hablan de un avión comercial?
Otra inconsistencia relacionada con el mismo giro, está en la reacción ante las declaraciones de Marcel Bernard, jefe de instructores que denegó el alquiler de una avioneta Cessna a Hani Hanjour, donde dijo que a pesar de no cederle el aparato, no tenía ninguna duda de que pudo hacer la maniobra. La afirmación se hizo antes de conocer los informes del NTSB, por lo que los defensores de la TC se llevaron las manos a la cabeza porque si no sabe cómo se realizó la maniobra, ¿cómo sabe Bernard que Hanjour podía hacerla?. Los datos del NTSB muestran que la maniobra no tenía apenas complicación, a lo que se responde que los datos son falsos. Sin embargo, estos son los únicos datos disponibles para analizar la maniobra. Si no aceptan los datos, y no existen otros, ¿cómo saben entonces los pro-TC que la maniobra es imposible, si no saben cómo se ha realizado?
Tampoco es muy consistente hablar de un autoatentado, donde se secuestran varios aviones... y luego derribar uno de ellos (el UA93) impidiendo que alcance su objetivo. Podría tener cierto sentido, si las autoridades lo reconocieran: "Oigan, hemos hecho lo que hemos podido, al menos hemos evitado uno de los ataques". Pero derribarlo sin reconocerlo, una vez se han asesinado a miles de personas, carece de sentido.